No todo el azúcar es igual. Los azúcares naturales, como los que se encuentran en la fruta, son buenos e incluso esenciales para que el organismo funcione correctamente. En cambio, los azúcares añadidos y procesados son posiblemente los peores ingredientes de la dieta moderna. Estos azúcares no naturales suponen una gran carga para el organismo y causan multitud de problemas de salud, además de no tener ningún valor nutricional.
Es posible que haya oído el término «calorías vacías». Esto se refiere a las calorías consumidas sin ningún beneficio para el cuerpo. Cuando consumes azúcares naturales, éstos se equilibran con otros componentes nutricionales como fibra, antioxidantes, vitaminas, etc., que se encuentran en la fuente. Estos elementos facilitan la digestión y ayudan al organismo a procesar el azúcar con mayor facilidad. Los azúcares procesados no tienen ninguno de estos beneficios, por lo que perjudican al organismo.
Un efecto nocivo grave de los azúcares procesados es que sobrecargan seriamente el hígado. Una vez consumida, la fructosa va directamente al hígado. Si los niveles de glucógeno en el hígado son bajos, la fructosa se utiliza para reponerlo. A menudo, el glucógeno se agota tras un entrenamiento o una actividad extenuante. Sin embargo, si se consume fructosa cuando los niveles de glucógeno son normales, el hígado la convierte en grasa. Aunque parte de la grasa se envía a otras partes del cuerpo, la mayor parte permanece en el hígado. Con el tiempo, la grasa puede acumularse y provocar la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Comer azúcar procesado puede provocar un exceso de glucosa en el torrente sanguíneo, lo que indica a las células que quemen la glucosa en lugar de la grasa almacenada. Con el tiempo, el exceso de glucosa puede provocar resistencia a la insulina. Se cree que la resistencia a la insulina es la principal causa de muchas enfermedades, como el síndrome metabólico, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad y la diabetes de tipo 2. En la diabetes de tipo 2, si no se controla el consumo de glucosa, pueden surgir complicaciones graves como la ceguera.
La insulina es también una de las principales hormonas en la regulación del crecimiento celular. El consumo de azúcar procesado puede elevar los niveles de insulina. Tener niveles elevados de insulina puede provocar un crecimiento celular descontrolado, que es la principal característica del cáncer. Además, el consumo de azúcar procesado puede causar varios problemas metabólicos que pueden conducir a la inflamación. La inflamación crónica es otra de las principales causas del cáncer. Muchos estudios han demostrado que las personas que consumen azúcar procesado tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar varios tipos de cáncer.
Como los azúcares procesados no contienen ningún valor nutricional real, no sacian. Además, los azúcares procesados también pueden hacer que el cerebro cree una respuesta adictiva cuando se consumen. Esto, a su vez, hace que se antojen y se coman más azúcares procesados y que nunca se sientan saciados. Las personas que consumen azúcares procesados tienden a pesar más que las que no los consumen.
Al consumir azúcar, es importante distinguir la diferencia entre los azúcares naturales y los procesados. Esta diferencia crucial puede ser el factor decisivo para que su salud se vea gravemente afectada o no. Si no puede eliminar por completo los azúcares procesados de su dieta, intente limitarlos todo lo que pueda. Cuando sea posible, considere sustituir el azúcar procesado por alternativas naturales como la miel o la Stevia.